vacaciones en la playa I
Ayer me di una vuelta entre pequeños horrores frívolos.
Un infierno en alcohol.
Un patio de niños idiotas.
El recurso más burdo y bestial de la supervivencia humana.
Y yo era presa de la convención social,
según la he podido entender:
en mi cortedad era otra idiota.
Me até pesos en las cuerdas vocales.
Me pegué una sonrisa industrial.
Salí a ganar y perdí.
Perdí la voz.
Perdí la fuerza.
Perdí una noche.
Pero gane algo que se mueve
y amenaza
en una caja
y que aún no me dejan abrir.
Ayer estuve en un infierno.
Y ese infierno sigue en mí.
Un infierno en alcohol.
Un patio de niños idiotas.
El recurso más burdo y bestial de la supervivencia humana.
Y yo era presa de la convención social,
según la he podido entender:
en mi cortedad era otra idiota.
Me até pesos en las cuerdas vocales.
Me pegué una sonrisa industrial.
Salí a ganar y perdí.
Perdí la voz.
Perdí la fuerza.
Perdí una noche.
Pero gane algo que se mueve
y amenaza
en una caja
y que aún no me dejan abrir.
Ayer estuve en un infierno.
Y ese infierno sigue en mí.